NUESTRA SEÑORA DE LA VERACRUZ

ES COTITULAR DE LA “COFRADÍA DE NUESTRO PADRE JESUS AMARRADO A LA COLUMNA, SANTÍSIMO CRISTO DE LA SANGRE (VERACRUZ)”

SEDE CANONICA: Ermita de la Veracruz. Plazoleta del mismo nombre en la calle Aguilar. Recibe culto en un altar con retablo de yeserías policromadas de elegante trazado y lateral del Evangelio. Casa Hermandad en la calle Cortes Españolas, nº 20. Cofrade Mayor: Rafael Navas Domínguez.

DIA DE SALIDA: Jueves Santo. Presenta la singularidad de procesionar, tras Jesús Preso, precediendo al Señor de la Columna -bajo artístico templete del siglo XVIII – cerrando la Virgen de la Esperanza.

RESEÑA HISTÓRICA: La Cofradía de la Veracruz es, históricamente, la primera de las fundaciones de nuestra Semana Santa -a mediados del siglo XVI- establecida en esta ermita, primer asiento franciscano, entonces extramuros. En sus orígenes fue cofradía de las denominadas de “Sangre”, flagelándose los hermanos en las Estaciones Penitenciales, por lo que fueron denominados, popularmente, como “Los Valientes”. Es la cofradía matriz en la que se integran cinco hermandades con predominancia de la de la Columna. El primer titular fue un Crucificado y advocado de la Sangre, hoy cotitular. Tras las catastróficas pérdidas de Imágenes y patrimonio de 1936, se recuperó la advocación primigenia en esta Dolorosa.

IMAGEN: Documentalmente se data, junto al Cristo de la Sangre, en la ermita de la Caridad hasta su clausura. Ambas imágenes estuvieron un tiempo en la capilla del cementerio municipal, quedando abandonadas en un desván del templo del Dulcenombre, allí fueron rescatadas por la Cofradía del Señor de la Columna en 1973, procesionando, por primera vez, el Jueves Santo de 1974*. Tras una pequeña reparación se presentó, los primeros años arrodillada, junto a una cruz tosca de madera. En 1984 fue sometida a una profunda restauración -colocándose de pie como ”Stábat Mater” -por el imaginero sevillano Dubé de Luque-. Recientemente ha sido retocada por el artista local y hermano Juan Bautista Jiménez Rosa.

*Es talla anónima de principios del siglo XVIII, de escuela granadina, con manos cruzadas y actitud implorante.

ICONOGRAFIA – ICONOLOGIA: La idea fundamental al incorporarla fue la de -al no restituirse la Santa Cruz, que presidía el altar mayor- recuperar la advocación fundacional de la propia ermita y cofradía. Esto llevó a componer un paso, en cierta manera alegórico, con mirada baja, manos entrelazadas, lacerante aflicción y acerbas lágrimas en su bellísimo rostro. Dotada de una poderosa unción mística, es imagen muy piadosa, humilde y sencilla, parece suplicar por todas las almas sufrientes y afligidas.

PASO PROCESIONAL: Se presenta a María Santísima, sin palio ni candelería, sobre un risco con la Cruz tendida, alumbrada por faroles y candelabros de cola. Viste saya bordada de color granate, toca sobremano y manto liso de terciopelo morado. Luce corona imperial de plata sobredorada (Taller de Ríos, 1985) y un artístico puñal antiguo en el pecho.

El paso, de líneas rectas, es austero y sencillo. En la canastilla, se insertan cartelas talladas y plateadas, procedente del paso antiguo del Señor, con pinturas al óleo del hermano Francisco Ortega. Es portado por cuarenta y dos bastoneros, mandados por un “cruceta” y contraguías. Es acompañada por banda de música con repertorio clásico. Vestidor: Plácido Pérez.

HABITO PENITENCIAL E INSIGNIAS DESTACADAS: Al igual que en el tramo del Señor, los nazarenos visten túnicas y capirotes blancos con botonadura y bocamangas morado, al igual que las capas, con cordones amarillos en la cintura. Los hábitos tradicionales, junto a los pasos, son de túnicas y capillos morados, con gruesos cordones dorados, ceñidos al cuello y la cintura.

Como cofradía matriz, posee campanita y bandera morada recogida. Abre el cortejo una artística Cruz de Guía, tallada profusamente en madera nombre con el escudo de la cofradía. El estandarte es de terciopelo morado, bordado con la insignia en óvalo central.

MOMENTOS DESTACADOS: La subida de la ermita y discurriendo por la calle Aguilar al encuentro del Imperio Romano, cuya banda interpreta el “Stábat Mater”. El devocional intimismo de Santa Catalina. Tras el “encuentro” en la Concepción, la subida hasta su recogida de los dos pasos entre fervorosos cánticos y sentidas saetas.

Nació la primera saeta

al pie de la Santa Cruz

y se envolvió en un suspiro

de la Madre de Jesús.

¡Que bien los nombres ponía

quien te puso VERACRUZ!

Your content goes here. Edit or remove this text inline or in the module Content settings. You can also style every aspect of this content in the module Design settings and even apply custom CSS to this text in the module Advanced settings.